miércoles, 27 de junio de 2012

40.000 personas mueren de hambre al día en el mundo mientras que se gastan 4.000 millones de dólares en armamento, por José Esquinas



José Esquinas: “Las Razas Locales pasan a ser Fundamentales para Alimentar a los que más lo Necesitan"...

jose_esquinas_2_g.jpgFecha: 14-05-2012. Fuente: FEAGAS
Cada día mueren 40.000 personas como consecuencia del hambre y se gastan 4.000 millones de dólares en armamento. El hambre es un lujo que el mundo no se puede permitir y si no se actúa por generosidad que se haga, al menos, por egoísmo inteligente.
José Esquinas Alcázar recibió el pasado miércoles, día 9 de mayo, el Premio a la trayectoria personal, dentro de la primera edición de los Premios FAO España. El galardón le fue entregado por S.M. la Reina Doña Sofía.

Hijo y nieto de agricultores manchegos, José Esquinas es doctor ingeniero agrónomo. Inició su carrera profesional en la Universidad Politécnica de Madrid y en el INIA. Ha trabajado durante más de 30 años en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en la cual ha sido presidente del Comité de la FAO sobre Ética en la Alimentación y la Agricultura, y entre 1984 y 2007 desempeñó el cargo de secretario de la Comisión Intergubernamental sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura.
Desde estos puestos ha viajado por más de cien países, y ha promovido y coordinado la negociación de numerosos acuerdos y códigos de conducta internacionales, incluido el Tratado Internacional sobre Recursos Genéticos, hoy ratificado por los parlamentos nacionales de 136 países. El entonces director general de la FAO, Jacques Diouf, dijo en su día que “el logro más importante de la FAO es el Tratado Internacional sobre Recursos Genéticos, y José Esquinas es su ‘alma mater’”.
José Esquinas ha sido, además, impulsor de los Derechos del Agricultor como reconocimiento de su conocimiento y de su labor como custodio de la biodiversidad biológica agrícola.
Actualmente dirige la Cátedra de Estudios contra el Hambre y la Pobreza de la Universidad de Córdoba.
La FAO, organismo para el que ha trabajado más de 30 años, justificó la distinción que le ha concedido “por su dedicación de toda una vida a la construcción de un mundo sin hambre”.
- Dicho así, suena muy bien, ¿no?
- Suena muy bonito.
- ¿Pero lo de “construir un mundo sin hambre” no es un concepto un tanto utópico?
- De utópico, nada, Es una obligación. O acabamos entre todos con el hambre en el mundo o seremos la última generación de este planeta.
- ¿Es difícil apelar a la solidaridad en época de crisis económica mundial?
- Los europeos estamos pagando la crisis con parados, pero ellos la están pagando con muertos. Cada día mueren 40.000 personas como consecuencia del hambre y se gastan 4.000 millones de dólares en armamento. El hambre es un lujo que el mundo no se puede permitir y si no se actúa por generosidad que se haga, al menos, por egoísmo inteligente. La lucha contra el hambre es una necesidad hoy más que nunca y, aunque sea solamente porque la seguridad alimentaria va unida a la seguridad mundial y a la paz en el mundo, es imprescindible terminar con esta lacra de la humanidad. En el fondo, no es un problema de carencia de alimentos, sino de reparto.
- ¿Qué papel juegan las razas locales de ganado en el problema del hambre en el mundo?
- Tienen un papel fundamental. Primero, porque están perfectamente adaptadas al entorno en el que viven y, segundo, porque tienen la gran base de la genética que les hace adaptarse mejor a las condiciones ambientales que las llamadas razas generales. Tenga en cuenta que más del 70% de la producción alimentaria de la humanidad se basa en las razas locales que, normalmente, están en explotaciones familiares. Por eso, las razas locales pasan a ser fundamentales para alimentar a los que más lo necesitan.
- Por lo que dice, las razas autóctonas locales son insustituibles.
- Más del 70% del hambre en el mundo está en zonas rurales. Y, además, muchas de ellas en zonas rurales de países desarrollados. El problema del hambre no se soluciona llenando los supermercados, sino mejorando y potenciando estas razas locales. Las razas locales tienen, desde siglos atrás, la genética, el adaptarse a las condiciones adversas en cuanto a cambios climáticos, a aprovechar mejor los alimentos de la zona… Por eso, la pérdida de una raza local es una pérdida irreversible. Seguro que las llamadas razas comerciales producen más, pero en condiciones buenas. En cuanto llegue un cambio en la climatología, por ejemplo, se perderían
- Usted aboga por que éste, el del hambre, es un problema global.
- Todos viajamos en esta astronave llamada Tierra, en la que hay una despensa común. Pero si en nuestra astronave se hace un agujero, da igual que sea en América o en África, nos hundimos todos. Debemos abandonar la mentalidad localista y pensar como ciudadanos del mundo. O nos salvamos juntos, o perecemos juntos.
- ¿Y qué puede hacer un ciudadano en solitario?
- Todos podemos hacer algo. Si piensas que por ser demasiado pequeño no puedes influir en la sociedad es que nunca has dormido con un mosquito en tu habitación. Podemos actuar a través de internet, de las ONG, con nuestro voto…Podemos transformar, por ejemplo, nuestro carro de compra en un carro de combate, en el que seleccionemos lo que compramos para que sea ecológicamente sostenible, limpio y justo.
- La gente confía más en la FAO y en el Programa Mundial de Alimentos, es decir, en organismos internacionales con fuerza.
- Ambos son foros internacionales, donde son los países los que discuten, negocian y deciden. Todo depende del presupuesto. Dos cifras lo dicen todo: el presupuesto regular de la FAO para diez años es equivalente a lo que el mundo gasta en armamento en un solo día. El presupuesto regular para dos años equivale a lo que los países desarrollados gastan en comida para perros y gatos en una semana. Son los países los que marcan las prioridades y aprueban el programa de acción bianual.
- ¿Y esta astronave llamada Tierra, va por el buen camino?
- Para nada. Actualmente va a la deriva. Mercados, ciencia, tecnología o banca son instrumentos que deben estar a nuestro servicio para que nosotros decidamos qué hacer. Pero ocurre lo contrario. Son esos instrumentos sin alma los que están guiando de forma aleatoria el futuro de la humanidad. Valores como la ética, la moral, el humanismo o la política con mayúsculas deben dirigirla.
- ¿Por qué cree, según el dato que antes ha dado, que mueren al día en el mundo 40.000 personas de hambre mientras se gastan ese mismo día 4.000 millones en armas?
- Porque el hambre no es contagiosa. La gripe A sí lo es y aunque causa muchos menos muertos se ha invertido mucho en ella. Es un problema de voluntad política. Pero que todos tengamos en cuenta que el hambre no es contagiosa pero puede tener efectos muy negativos. En la crisis alimentaria de 2008 hubo revueltas populares en más de 50 países y varios gobiernos cayeron.
- Si el problema es, según su opinión, tan grave, ¿por qué no se aborda con seriedad?
- Por un egoísmo que ignora el bien común y las generaciones futuras. Y es que las generaciones futuras no votan y no consumen. Nuestra economía está basada en el mercado, es decir, en la ley de la oferta y la demanda. Pero al ser los recursos humanos limitados, la demanda no debería ser la demanda de una generación, sino de todas las que vienen detrás. Sólo conocemos la demanda de nuestra generación. Todo va orientado hacia que el futuro de la humanidad no se tenga en cuenta. Y eso había que cambiarlo. Cuando yo compro una manzana tendría que pagar no sólo por el coste de la producción sino también de la conservación de los recursos naturales que van a permitir que las generaciones futuras sigan consumiendo manzanas. Como dice un proverbio africano, los recursos naturales no nos pertenecen, los tenemos en préstamo de nuestros hijos.
- Cómo manchego que es, ¿se considera un Quijote por tener ideales?
- Me gustaría ser un Quijote en el corazón y en el espíritu, y un Sancho en la tripa y en la cabeza. Creo que hay que luchar por los ideales pero manteniendo los pies sobre la tierra, para no confundir los molinos de viento. Y creo que esto es perfectamente compatible con el bien comer, con el bien vivir y con ser feliz, como Sancho. En los planes de desarrollo se tienen en cuenta los indicadores de desarrollo económico, a veces los indicadores de desarrollo social, pero no se usan los indicadores para determinar el grado de felicidad. La idea de Don Quijote y Sancho Panza está ligada con la idea de piensa globalmente, actúa localmente. Tener en cada uno de nosotros a un Don Quijote y a un Sancho lleva a un buen equilibrio.
http://vimeo.com/42395611 (Discurso de José Esquinas, Premios FAO España 

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