sábado, 12 de marzo de 2011

Yagé (ayahuasca), Tecnología del Alma (Etnomedicina)





Purga Integral
Yagé, Tecnología del Alma
Por: Ricardo Díaz Mayorga
Fuente: www.visionchamanica.com

El yagé es una tecnología del alma. O sea, la aplicación de un conocimiento construido en la experiencia a ese conjunto de características que podemos denominar “el alma”: conciencia de la Trascendencia y del Misterio; conciencia de mi realidad presente –coyuntura espacio-tiempo–; conciencia de mi cuerpo.
Si lo anterior se da en nuestras vidas, podemos decir que estamos conectados: con nosotros mismos, con lo íntimo de nuestro ser, y con esa dimensión ignota que unifica todas las partes del universo infinito –cualquiera que sea la representación que tengamos de ello y el nombre que le demos–.
Ese estar conectados es lo que nos permite vivir, dar sentido a lo que hacemos, tener identidad y seguridad, coordinar adecuadamente la realidad con los nombres que se dan a las cosas. Es lo que nos permite estar al tanto de nuestro cuerpo, de su buen funcionamiento, de la manera adecuada de alimentarlo y ejercitarlo; –o sea, estar sanos; cuando nos enfermamos es que estamos desconectados, primero, de nosotros mismos–. Nos permite también reconocer nuestro momento histórico: dónde estamos, qué tiempo vivimos, qué configuración tiene la sociedad en que estamos insertos, y qué hacemos allí nosotros; cómo estamos puestos en el aquí y ahora. Y también, sentir, experimentar, la conexión con aquella realidad cósmica que nos rebasa en su comprensión.
Cuando vivimos la conexión, cuando la experimentamos, podemos decir que tenemos alma ó ánima: ánimo de vivir y de hacer nuestra tarea. Cuando nuestra alma se apaga, o se pierde, estamos enfermos. La conexión es un estado de plenitud, de satisfacción, de iniciativa, de creatividad, de productividad, de alegría de vivir.
El yagé es esa “tecnología” –creada ancestralmente por la cultura médica originaria del Putumayo– que nos permite vivificar esa conexión, o recuperarla cuando se ha perdido. La preparación del brebaje, el ritual de su ofrecimiento, los cantos en lengua arcaica, las interpretaciones musicales, las danzas, las invocaciones y sahumerios; los colores, plumas y vestimentas; toda esa “procesión polifónica y multicolor”, son los componentes de esa tecnología, son el saber que los médicos indios han recibido de sus Mayores, y que constituye el marco de referencia para nosotros los “occidentales”, o no-indios, que nos permite elaborar los términos simbólicos de nuestra propia conexión.
Eso es la purga: abandonar elementos simbólicos o “nominativos” (denominaciones, palabras, conceptos, enfoques, puntos de vista, principios) que no son útiles, que nos desconectan, por otros, adecuados a nuestra realidad, a nuestra vida y a nuestra tarea. Es sentir, experimentar lo que hay más allá de las palabras, aquello que es inefable, sin palabras, y que para conocerlo hay que vivirlo.
Este es el marco comprensivo con el que se propone el espacio de utilización de este recurso de la medicina tradicional indígena denominado Seminario-Taller-Ritual “Yagé Terapéutico”.

Escrito por el autor para visionchamanica.com
Publicado en Julio 16 - 2010.
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  La manera como entendemos y practicamos la medicina del yagé esintegral: todo el ser humano, incluido su espíritu, y no solo una de sus partes. Entendemos también lo terapéutico en un sentido amplio: la purga con yagé no solo sirve para sanar –limpiar, expulsar lo que nos enferma–, sino para prevenir –vigorizar, fortalecer nuestro ser–.
Pero más allá de sanaciones momentáneas o superficiales, para tener salud de manera permanente es necesario cambiar algo de nuestra vida que no funciona o que está mal. ¿Qué? Por ejemplo, hábitos alimenticios, costumbres insanas, actitudes negativas… etc.
Todas las propuestas actuales de desarrollo humano, de evolución personal, de crecimiento espiritual que hacen terapeutas de todo tipo –médicos, psicólogos, incluso guías espirituales– hacen énfasis en eso:para tener una vida saludable es necesario cambiar.
Pero ¿cómo pasar de las palabras a los hechos? ¿cómo darnos cuenta nosotros mismos de la necesidad de ese cambio? La experiencia de purga con yagé nos proporciona la oportunidad de cambiar nuestro punto de vista respecto de nosotros mismos, y por eso, de salir de esquemas, de ideas, de fijaciones y de interpretaciones inadecuadas sobre nuestras vidas, lo que nos facilita por tanto vislumbrar más claramente las decisiones de cambio.
Esta es la diferencia –la contundencia– de esta terapia frente a otras.



Otra manera de entender la purga con yagé es comoiniciación o “rito iniciático”; aquella práctica en las comunidades tradicionales en la que algunas personas eran admitidas a la participación y conocimiento de ciertos misterios o saberes secretos.
La iniciación, o las iniciaciones, con la modernidad pueden haber perdido elementos ceremoniales y rituales, y definitivamente aquel halo mistérico y secreto que tenían –aunque sobreviven las sociedades secretas y sectas que hacen de estas representaciones parte fundamental de su actividad–. Pero la práctica de adquirir, y de transmitir, los conocimientos más esenciales –y en general todos los conocimientos– en cualquier materia, se mantiene en la sociedad actual, a través de los sistemas de educación a todo nivel, con sus propias ritualidades y ceremonias.
Resumiendo, entendemos la iniciación como el ser introducido a un conocimiento especial a través de una ritualidad. Tal es el sentido como hablamos del yagé como rito iniciático.
Ahora bien en el caso del yagé ¿cuál es ese conocimiento especial?
Debe saberse, que a dicho conocimiento se accede a través de un estado de trance o Estado Modificado de la Conciencia provocado, dentro de condiciones rituales, mediante la ingestión de un brebaje preparado por los médicos indígenas del Putumayo denominado yagé.
En dicho trance, cada participante a través de su historia personal y su conocimiento anterior acumulado en la memoria y en los meandros del subconsciente, accede a una representación propia de la dimensión trascendente. Las imágenes, escenas y visiones que se le representan retoman elementos de la formación de la persona, de sus creencias anteriores, incluso de sus miedos y ansiedades, de “lo que quiere ver”; pero también de “algo” que viene exteriormente a su conciencia y que lo conecta con lo que podríamos llamar “la trama profunda de la Vida”, o “el flujo incesante de la Energía”, o “la presencia insondable del Espíritu”, o dicho de otra manera una conexión con el Misterio, con lo que desconocemos, pero de una manera específica a cada quien.


Ese es el conocimiento especial en el que nos inicia la purga con yagé, y que puede propiciarnos el cambio del punto de vista desde el que analizamos y comprendemos nuestra vida y el sentido que ella tiene. Algo como la mejor comprensión de nuestro destino y de la manera de construirlo en nuestro accionar cotidiano.
Dicho conocimiento nos permite también empoderarnos yhacernos cargo de nuestra existencia, con nuestra propia visión de lo trascendente, y relativizar y adaptar discursos, creencias y dogmas de interpretación de esa trascendencia, a la que ahora accederemos sin intermediarios.
Somos iniciados entonces en un camino de conocimiento del Misterio, camino que tenemos que transitar nosotros mismos durante el lapso de nuestra existencia, en este espacio y tiempo que nos correspondió, y que concluye solo con la muerte. Por lo que en vida estaremos siempre “completando”, “perfeccionando”, “actualizando” ese conocimiento en nuestra conciencia, y aportando con nuestras acciones a lo que nos conecta con una realidad mayor a nuestra existencia, como quiera que la entendamos.
Tal es la iniciación que nos puede proporcionar esta planta maestra el yagé o ayahuasca.

¿Por qué es aconsejable purgarse?

La purga es un concepto extraño a las terapéuticas occidentales actuales. Incluso cuando se reconoce solo hace alusión a la limpieza del tracto digestivo o a la eliminación de parásitos. Pero ese resultado lo obtienen hoy en día con procedimientos que son imperceptibles para el paciente: no hay traumatismos o efectos “fuertes” o dolorosos.
Desde la visión integral de las medicinas tradicionales
la purga es algo más amplio, que incluye limpieza y prueba de otros sistemas –los endocrinos o el inmunitario, por ejemplo– y otras dimensiones del ser, como la emocional, la psíquica y la espiritual. Y el procedimiento implica, ciertamente, una prueba fuerte, incluso dolorosa; que pone a prueba también la presencia de ánimo de la persona, que templa su carácter y su disposición ante la vida. No es algo fácil, blandito, dulce, confortable… aquella vía facilista a la que nos tiene aconductados el sistema consumista en boga.

La propuesta de purgarse –con yagé o con otro enteógeno– hace más relación con un procedimiento de depuración y de prueba, en el que atravesamos una situación de dificultad, que nos prepara para la dureza de la vida misma. Y esa prueba es por lo menos en 3 niveles.
En lo espiritual o trascendente, es actualizar en nosotros estas nociones. En medio de la barahunda de confusión y ruido que vivimos ¿hay algo trascendente? ¿hay algo sagrado? Las certezas sobre lo trascendente, lo espiritual, o lo sagrado funcionan en la profundidad de nuestro conocimiento, puede ser en la forma de “un sentido o norte de la vida”; pero tenemos que ponerlo al día, volver a “experianciarlo” a menudo, para que no se pierda en la cotidianidad y la confusión reinante.


La purga mental es también una purga de la nominación. La atosigante circulación de información –de ideas, de narraciones, de mensajes, de imágenes, infinidad de palabras–, hace indispensable para nuestra salud mental que estemos siempre alertas a comparar la realidad con las representaciones, constatar los hechos contra las ideas, las palabras mismas con su significado. Cada día estamos aprendiendo a leer de nuevo. Siendo conscientes de la impermanencia, del cambio, cada día estamosajustando las significaciones de las palabras, o aprendiendo nuevas palabras, nuevos puntos de vista, nuevos lenguajes…
el vehículo en el que todo esto transcurre es nuestro cuerpo, nuestro ser físico: el que come, el que duerme, el que camina bajo la lluvia, el que ama. Es frecuente, que por estar dedicados a procesar nuestras dimensiones mental y espiritual nos olvidemos del cuerpo (vivimos demasiado en la cabeza, en la mente). Estedesconectarnos del cuerpo es fatal: no estamos al tanto de los mensajes y requerimientos del cuerpo, descuidamos la comida, aplazamos el ejercicio… y llega, desde luego, la enfermedad.
Remover todo este complejo de aspectos que se suceden en nuestra realidad y hacerlo simultáneamente, es a lo que llamamos PURGA. Puede ser un recurso extremo
–cuando ya no vemos otra salida–, o puede ser un recurso preventivo de despertarnos, de estar alerta. Y la salud es eso: estar vivos, despiertos, alegres, conscientes, alertas…
La purga con yagé es una buena alternativa para lograrlo.

[Ilustración: Pintura del maestro ayahuasquero (yagecero) peruanoPablo Amaringo, tomada de www.pabloamaringo.com ]

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