martes, 24 de agosto de 2010

El Lago Titicaca - Sagrada Bolivia, James Tyberonn


El majestuoso lago Titicaca. Una sección del Lago Menor o Huiñamarca.


                                                             Crónicas del Guardián de la Tierra – Agosto 18, 2010

‘Lago Titicaca – Sagrada Bolivia’

Por: James Tyberonn, www.Earth-Keeper.com
Traducido por: Gloria Helena Restrepo, http://armonicosdeconciencia.blogspot.com

La mayoría de la gente asiste a las catedrales en busca de agua bendita. Los Pueblos Andinos de Perú y Bolivia se dirigen al Lago Titicaca.

Este sagrado Lago, majestuosamente hermoso, te deja simple y literalmente sin respiración. Se encuentra ubicado a dos millas y media sobre el nivel del mar, su sola elevación puede crear estados alterados de conciencia. A una altura de 12.300 pies (3.800 m.) sobre el nivel del mar, el Titicaca es el lago navegable de mayor altura de todo el planeta y el segundo más grande de Sudamérica. Algunos dicen que es uno de los sitios más sagrados del planeta. Yo he estado allí ocho veces, por lo cual estoy de acuerdo con todo el corazón.

La energía más poderosa del Lago Titicaca es un punto axial transformacional sobre la Isla del Sol. Este se denomina ‘El Roque’. Los místicos locales se refieren a él como la 12ª Puerta, y creen que el Doceavo Disco Solar se encuentra cerca de la Isla y sostiene la clave frecuencial de una sagrada y poderosa Iniciación de Sabiduría.

El Lago Titicaca es de hecho el vórtice/portal más grande de Sudamérica y cumple un papel único. El complejo vórtice del Lago Titica se encuentra, según Metatron, en sincronicidad única con el Vórtice de Sedona en Arizona pero gira en dirección opuesta. Sedona lo hace en sentido contrarreloj; el Titicaca, en dirección de las agujas del reloj. Este efecto de inigualable contrabalance sitúa a los dos en un intercambio sinergético excepcional y sostiene un portal de comunicación directa que los Ancianos Indígenas (NdT. Los mayores, los sabedores) de las culturas mayas y hopis denominan la ‘Puerta del Aguila y el Cóndor’. Los místicos locales se refieren al epicentro del Titicaca (El Roque, en la sagrada Isla del Sol), como la Doceava Puerta de Iniciación.



Ambos puntos son centros de activación. Tanto Sedona como el Titicaca hacen parte de la antigua LeMuria. Lo que es ahora Bolivia y Perú, en tiempos antiguos se conocía como la tierra de OG y fue una colonia LeMuriana (posteriormente Atlante).

No se puede subestimar la importancia del Vórtice del Titicaca. Su prístina vitalidad ha sido reconocida y honrada por los Guardianes durante milenios, a ambos lados del velo. Los originarios Guardianes de la Tierra y los Trabajadores de la Luz están siendo llamados a participar en la ‘Activación’ del Titicaca y su importante alineamiento con Sedona. Este es un aspecto de la profecía Hopi, denominado el ‘Aguila y el Cóndor’. En esencia, el alineamiento entre el Titica y Sedona permite la restauración del equilibrio en Sedona.

Muchos afirman que el Titicaca sostiene una energía femenina. En realidad, sí lo hace pero también alberga la masculina. Es un ejemplar matrimonio entre ambas energías. De hecho, el perfecto equilibrio heterogéneo masculino-femenino del Titicaca está atrayendo a muchos al coloide de energía terráquea sanadora. El lago recibe y mezcla enormes influjos de energía femenina, tan necesaria a nuestro planeta, para lograr el equilibro, pero es el balance femenino/masculino que Gaia finalmente busca proyectar y no un campo predominantemente masculino o predominantemente femenino. Sin embargo, se requiere del constante influjo de energía femenina para lograr la neutralidad planetaria con la energía masculina que ha predominado desde el hundimiento de Mu.

La principal fuente telúrica de energía femenina concentrada (carga aniónica) que alimenta el Lago procede de un sitio de poder poco conocido, situado a varias millas al Sur del Titicaca, denominado Salar de Uyuni, situado en el remoto sur de Bolivia, cerca de la frontera con Chile. Este viaje no es para los débiles de espíritu. Este toma unas 10 horas en bus, luego de lo cual, deberá realizarse un ascenso de unas 2 horas en campero SUV, cuatro ruedas. Pero el resultado final es el de una extrema serendipia (NdT. Facultad de hacer un descubrimiento de manera accidental gracias a la capacidad del observador) y se extiende más allá de toda medida. Salar de Uyuni es considerado (protegido) por la UNESCO como una de sus maravillas, actuando como un grande y complejo campo salino del planeta. La mina de sal es una superficie cristalizada de un prístino alabastro blanco dentro de un exquisito mosaico hexagonal revestido de azulejos.

Salar Uyuni resplandece. Es blanco más allá del blanco, es cristalino y aparentemente irradia una luz desde su interior. La mina de sal de Uyuni es enorme y mide aproximadamente unas 70 x 25 millas, con sal halita y kiolita y alcanza una profundidad de 200 metros. Es asombroso de ver e incluso más asombroso de experimentar. A juicio de quien esto escribe, el sitio más potente de energía femenina minearológica de la superficie del planeta. La mina de sal refracta la luz solar de modo tal que la superficie emana increíbles espejismos y uno no puede distinguir en donde finaliza el horizonte salino y donde se inicia el firmamento. Dos potentes volcanes de naranja tostado se encuentran alineados en dirección opuesta de Uyuni. El resultado es un cóctel energético entretejido que atmosféricamente se une mediante tres hélices a la energía del Lago Titicaca.

El enorme plasma aniónico de sal pura crea en esencia una batería telúrica que está contribuyendo a una enorme limpieza del planeta, alineación de los chakras y equilibrio y carga del campo energético. Los campos aúricos del cuerpo humano se cristalizan en las estrellas Mer-Ka-Na dentro de esta energía. Yo pasé 3 inolvidables días en una choza de adobe, en compañía de algunos residentes indígenas quienes habitan allí desde el año 2002. Hay un hotel, actualmente inoperante, en el centro de Salar de Uyuni, el cual fue construido totalmente en bloques de sal, incluyendo camas, mesas y sillas, esculpidas y pulidas en sal pura. Una iglesia construida en sal subyace en sus orillas. Está situada en el centro de un mundo de nieve blanca y es un Templo de Luz focal de plasma y cristal… cristal de sal.

Salar de Uyuni es un mar salino seco y es el ‘viento que hace girar las alas’ del vórtice Titicaca. Es uno de los más poderosos generadores de energía prístina para el planeta.

Como resultado, las aguas del Titicaca son realmente sagradas, robustamente santificadas con un coloide plástico de fotones solares catiónicos, electrones aniónicos y un vasto conjunto de minúsculos minerales… Ah, pero hay más… ¡el Disco Solar de MU!

Las leyendas peruanas y bolivianas hablan de un sagrado Disco Solar de Oro LeMuriano, que había sido puesto en el Templo del Sol en Cuzco, justo antes del hundimiento de MU. Se dice que había sido puesto en las aguas del Lago Titicaca, justo bajo la Isla del Sol (en la ciudad etérica de luz, de la cual se dice existe bajo las aguas cristalinas del translúcido lago verde) antes de que los Conquistadores Españoles llegaran a destruir la Civilización Inca.

Los pueblos andinos de Perú y Bolivia han heredado una rica cultura espiritual. Los Andinos son gente humilde pero orgullosa de su raza y muy sensibles a las energías vivientes del planeta. Existen cuatro animales muy sagrados en la tradición espiritual indígena de los Andes: el Cóndor, la Llama, la Anaconda y el Puma o Jaguar. El Cóndor representa el mundo superior, el elemento Aire. La Llama, el sostén de la Tierra. La Anaconda (serpiente), representa el inframundo, el elemento del fuego, Vulcano. El Puma representa la energía femenina del agua, el Lago. De hecho, se cree que el origen de la palabra ‘Titicaca’ proviene de la antiguas lenguas Aymaras y Quechuas y significa “Los Pumas de Piedra’… El Roque (NdT. Titi, que significa gato o puma, y kaka, piedra, forman el nombre local que se le da el lago de los pumas de piedra‘. Y lo cierto, es que curiosamente la forma del lago vista desde el espacio recuerda precisamente a un puma cazando. Otros apuntan el origen de su nombre al nombre de la isla Intikjarka, que derivada de las lenguas aymaras y quechuas y significan Inti (sol) y Kjarka (peñasco), Wikipedia).

El Lago y la zona circundante es un vórtice masivo que contiene muchas, muchas energías sagradas. Los dos puntos más potentes dentro de las aguas del ‘Puma Sagrado’ son la ‘Isla del Sol’ y la Isla de la Luna. Se dice que la ciudad etérica bajo las aguas ha sido preservada por una sociedad de sacerdotes guerreros en la Isla del Sol. Las leyendas andinas sostienen que los primeros bípedos, el Adán y Eva de los Incas, M’anko Qapak y Mama Oqllo, se ‘materializaron’ en la Isla del Sol, desde bien dentro de la Tierra Viviente, la Pachamama, en un poderoso punto denominado: ‘El Roque’, el ‘Santo de los Santos’, ubicado en un alto punto de la Isla del Sol cerca de las ruinas Incas del monasterio del Sacerdote Guardián.

El Titicaca se sitúa entre la cordillera de los Andes, en una vasta cuenca de aprox. 22.400 millas cuadras en una zona que comprende la mayor parte del Altiplano norte de los Andes Bolivianos. En la Cordillera Real, cubierta de nieve sobre la playa noreste del lago, algunos de los picos más altos en los Andes Bolivianos alcanzan alturas hasta más de 24.000 pies (6.000 m.)

Reporte de Tyb:

Yo hice mi arribo al puerto del Lago Boliviano de Copacabana, después de pasar dos maravillosos días explorando la ciudad Pirámide de Tiahuanaco, El ‘Machu Pichu’ de Bolivia. (Ver artículo aparte sobre Machu Pichu en “Energía y Geometría de los Sitios Sagrados”, primer libro de Tyberonn).

Tras cuatro horas de viaje desde Tiahuanaco, ya empezaba a sentir cansancio y la combinación de la altura y la congestión dentro de un taxi más bien pequeño que había alquilado para la excursión, me tenía rígido y con la cabeza atorada. El taxi proseguía a lo largo de una hermosa explanación verde, a lo largo de un camino surcado por altas y escarpadas montañas nevadas, alcanzando una altura aprox. de 21.000 pies. Los campos de tundra abierta ondulaban con el viento, reflejando un verde amarilloso. Al pasar por entre las cordilleras de los Andes, divisábamos una miríada de paisajes de alta elevación que variaban desde un dulce pasto verde hasta paisajes de roca rojiza lunar. Finalmente, alcanzamos nuestro punto crítico y nuestro destino ya se divisaba a lo lejos. A medida que iniciamos nuestro descenso, la península de Copacabana brillaba en el horizonte como una joya en la base del camino serpentino descendente. Hermosos árboles de eucaliptos se alineaban a lo largo y a la orilla del camino. El Titicaca resplandecía como un líquido de color agua marina, contenido entre los majestuosos picos nevados de la columna andina. La vista era simplemente surrealista. Mi primera impresión fue la de asemejarse y sentirse como el Lago Como en los Alpes Italianos. La tranquilidad y sentido del bienestar era irresistible.

Encontré la ciudad de Copacabana deliciosamente agradable, las calles adoquinadas, los almacenes con las puertas abiertas, dentro de los cuales colgaban una variedad de brillantes conjuntos de utensilios para visitantes locales y turistas. Fue un cambio muy relajante desde la anunciada belleza de las remotas ruinas de Tiahuanaco. Atuendos brillantes, ponchos y sombreros de alpaca, artículos en cuero, frutas y vegetales adornando las tablas de los almacenes de la plaza y altas exhibiciones colgantes.

Una majestuosa catedral dominaba la plaza de la ciudad, la cual me llamó la atención por su hermosa arquitectura de blanco estuco y espléndidos y espiralados domos. Abundan las tradiciones locales de muchas sanaciones dentro de las catedrales, que hacían de la catedral un punto de peregrinaje para la población católica. Construida por misioneros españoles en el período post incaico entre finales de los años de 1500 y 1600, es una impresionante estructura morisca con paredes en piedra pintadas en blanco y domos decorados con baldosas de un azul profundo. Al interior, los devotos se congregaban para recibir la Misa de la tarde.

Una lluvia brumosa empezó a caer mientras pasábamos por la orilla  de las aguas y veíamos miles de botes coloridos, alineados a lo largo de los muelles y amarrados entre las aguas. Había botes de todos los tipos y tamaños, brillantemente pintados y marcados con banderas, la mayoría de madera y parecían de algún modo, como hechos en casa, algunos eran de remos y otros parecían casas flotantes. El aire expelía un olor limpio y fresco, vigorizante y frío. El lago tenía un olor dulce y agradable, una mezcla aromática de hierbabuena, eucalipto y mar.

Había docenas de hostales y hoteles color blanco estuco. Copacabana es un destino popular para los viajeros foráneos, principalmente estudiantes y peregrinos mochileros que hacen el viaje bajo la guía del ‘Lonely Planet’. Los hostales y cafés de Internet estaban repletos de alegres mochileros europeos, australianos y norteamericanos, quienes hacían autostop valiéndose de manuales de viaje y diccionarios de bolsillo inglés-español. Esto me remontó a mi época de los 70 en Europa… era como la vibra.

Con una población de 5.000 habitantes, Copacabana es un pintoresco racimo de estructuras de adobe de poca altura con techos de baldosín rojo que se extienden verticalmente y desde la orilla del agua hasta los costados de leve pendiente de las montañas del altiplano.

A lo largo del camino frente al imponente lago, las mujeres con sus chales y sombreros de ala ancha, vendían frutas y pescado. Los artesanos ofrecían sus artesanías con diseños  detalladamente descritos. Los restaurantes y almacenes, impecablemente dispuestos en un enclave de la plaza frente a los muelles dispuestos en hilera. Los exteriores estaban decorosamente tejidos con luces multicolores, creando un cálido ambiente festivo. Yo elegí una cena al aire libre, dentro de una choza tejida en palma, y degusté una exquisita comida de trucha de lago a la parrilla, aderezada con limón, fríjoles negros, yuca asada y jugo de mango fresco – comida típica. Estaba ‘gustoso’, muy delicioso.

Encontré un pequeño hotel con una cama razonable y baño privado y dormí con la ventana abierta. La fresca y fría brisa del Titicaca acariciaba suavemente mi sueño.

Me levanté temprano y para mi desmayo, una fuerte lluvia torrencial empezó a caer mientras me servía una pequeña taza de café aromático andino. Había escuchado a varios caminantes decir que dicho día no se realizarían los tures en bote de 90 minutos hasta la isla del Sol. Los viajes en los botes de excursión regular habían sido cancelados durante ese día debido a las condiciones climáticas.

Luego de dormir dentro de su carro, el taxilero (conductor) se ofreció a colaborarme para alquilar un bote privado a través de un conocido suyo. Nos dirigimos hacia el puerto y en cuestión de minutos, un joven aramaya (NdT. ‘Aramayan’ en el original en inglés, aunque pienso que puede ser más bien, un aymara) de unos veinte años, se me acercó junto con el conductor. Su nombre era Miguel Luis y parecía muy agradable. Después de negociar, acordamos mutuamente una tarifa por un bote privado. Acordamos se me llevara a la Isla del Sol y de la Luna, a pesar de la torrencial lluvia. El servicio ‘cubría un bote, 30 pies, por todo el día’. Después de una breve pero minuciosa inspección de la más bien chatarra con apariencia de buque, la ‘Graca Maria’, me convencí justamente que estaba en ‘condiciones de navegación marítima’, o mejor dicho, en ‘condiciones de navegación en el lago’.

Acordamos entonces para que el taxi me esperara a mi retorno y subí a bordo del bote. Era el pasajero ‘acreditado’ y me senté bajo el abrigo techado, sobre una silla entre una docena y partimos bajo la agitada lluvia de aguas tormentosas hacia la isla sagrada. El cielo de la mañana era de un gris ominoso, la pesada lluvia martillaba el techo de madera mientras corrientes de agua caían desde la cima en medio del casco abierto en la parte posterior. De la parte exterior del bote, tipo Johnson 75, exudaba regularmente un humo blanco gris mientras que Carlos y Miguel, los hermanos menores de Luis utilizaban potes de café para sacar el agua lluvia recogida en piletas a lo largo de la canaleta del casco del bote. Esto alcanzó a inquietarme pero a mi marinero andino no pareció preocuparle. Después de una hora, la lluvia menguó hasta convertirse en una simple llovizna, hasta que finalmente cesó. Sí, el toldo de negras nubes soplaba abiertamente dejando ver algunos parches del cielo y un radiante sol mañanero. El agua pronto quedó tan nítida como un espejo. ¡Qué vista tan diferente! Me aventuré a salir de la zona cubierta y llevé una silla sobre la cubierta superior del techo de la ‘Graca Maria’.

La última de las nubes lluviosas se desvió hacia el oeste y en cuestión de minutos fueron reemplazadas por un polvo de cielo azul y algunas nubecitas que empezaban a formarse. El cielo y el lago se transformaron en un hermoso cuadro. El sol se tornó brillante y la visibilidad era de un claro cristalino. El panorama a mi alrededor estaba en alta definición. Los colores eran simplemente cautivadores.

Es un punto interesante pero ciertos lugares que he visitado en centros de excepcional elevada energía parecen ofrecer una mayor lucidez de apercibimiento, una mayor concentración, si lo desean, de píxeles de visaje, concentración de fotones. La luz se coagula… ¡Unidades de Fuerza de Vida Akáshica! Es un fenómeno que he observado en ciertos lugares de las Altas Tierras de Escocia, pero nada puede compararse con la calidad de la luz sobre el Titicaca en un día despejado.

Realmente, en la excepcional altitud del Titicaca, el aire prístino parece combinarse con el aire, el agua y la luz de rápido movimiento para crear una escena teatral diferente de dicho azul profundo. Lo que el panorama espectral visible muestra con frecuencia es semejante a lo que se observa a través de filtros de fotos de alta definición. Los rayos del azul parecían individualmente definidos y grabados en plata y azul mientras danzaban dentro del agua turquesa. La visibilidad quemaba el paradigma de solo largo, peso y altura y se convertía en una danza de hologramas exquisitamente complejos y multidimensionales.

El agua era visiblemente cristalina y refractaba la luz solar dentro de su verde traslúcido en rayos geométricos brillantes. Los impresionantes picos de los Andes animaban desde todo lado, a modo de impresionantes seres gigantes de nieve. Y me auto-revelé en un estado de gozo puro, embebido completamente por la magia del momento PRESENTE, el sol y el viento sobre mi rostro. Qué maravilloso y mágico lugar. Qué increíble lago. Agradecí por estar allí y por el clima despejado que me permitiría cumplir ahora mi más fuerte deseo de explorar las profundidades espirituales de este místico lugar. ¡Tenía que pellizcarme!

Finalmente, me acercaba a las playas de la Isla del Sol, sobre el Lago Titicaca, situado a 12.300 pies de altura. La Isla del Sol se denomina así debido a que los Incas creían que éste era el lugar de nacimiento del sol. Quizás sea más que simple leyenda porque se trata en verdad de un lugar de multicolorida, compleja y geométrica luz.

La Isla del SOL

Transcurridos 90 minutos, la Isla del Sol se asomaba imponente frente a nosotros. Semejaba un poco a una enorme esfinge durmiente. Su relieve estaba dominado por terrazas o escalinatas dentro de una saliente simétrica que servía de refugio a los Incas. Se erguía por encima del agua y emitía una poderosa energía pulsante la cual era excitante y tangible. La isla mide aprox. 12 millas de longitud, y es habitada aprox. por 2.500 habitantes permanentes, principalmente agricultores aymaras.

La Isla del Sol es la isla más grande e importante del Titicaca. Un santuario religioso para las tribus locales desde aprox. el año 350 A.D., transformado por los incas en un destino principal de peregrinaje en el siglo XV, quizás y coincidentemente con la puesta del Disco Solar. De hecho, el ‘Santuario de la Roca Sagrada’ o ‘Roca de los Orígenes’ sobre la isla ha sido reconocido como un portal principal desde el tiempo del continente de Mu, en la antigua tierra de OG. Una Escuela de Misterios de Sacerdocio Lemuriano se ha resguardado aquí desde el origen. Los Incas han preservado su tradición y los restos de su monasterio inca solo distan a unos cien metros desde la sagrada Roca del Puma. El ‘Punto Cero de la Creación’ donde el Folclor Inca dice que el Sol emergió y se manifestó a los primeros humanos.

La isla se alzaba hasta un prominente pico empinado, con voladizos en granito y domos de arenisca conformando la cabeza y hombros en forma de esfinge insular. Fue fácil ver donde se concentraba con mayor potencia la energía. Le pregunté a Luis si aquello le parecía una esfinge a los habitantes locales. El pareció no entender muy bien lo qué era un esfinge, así que le expliqué que era como un león, entonces él, sonriendo me respondió diciendo: “León no, Puma sí!!” ¡Puma, por supuesto, claro que sí! Con la simetría de las terrazas se revelaba como un puma de pelo trenzado!

Mi guía era un boliviano aymara pura sangre. Le expresé que deseaba ir al lugar más sagrado, El Roque, para ofrendar allí mis bendiciones y hacer una ceremonia de consagración al estilo lakota. Esto pareció agradarle y entusiastamente aceptó llevarme y participar de la ceremonia. Procedí a sacar mi ‘chanupa’ (NdT. Pipa sagrada) e iniciamos nuestro recorrido en dirección a El Roque, quizás el punto más poderoso del complejo portal Titicaca.

Luis me explicó que El Roque también era llamado: “El Santuario” y ‘Puma de Piedra’. “Nosotros creemos que es un lugar de gran poder”, agregó él “y venimos aquí cuando deseamos recibir fuerza y guía. Es el lugar más sagrado de los Incas”.

Me sentía revitalizado e imaginé el sentido de reverencia de los cientos de peregrinos Incas y Precolombinos quienes habían efectuado dicho peregrinaje durante los últimos siglos. Quizás su fervor religioso había quedado impreso aquí con la fibra de la matriz energética. Me pregunté acerca de la forma cómo muchos turistas modernos entienden verdaderamente la concentración energética que este lugar emanaba magnéticamente.

Empezamos a ascender por entre un trecho de piedra escarpada, terrazas de maíz y campos de ovejas de pastoreo. A lo largo del camino, Luis me contó la historia del sitio inca y las tradiciones de los peregrinos incas. Las mujeres, con sus sombreros de ala ancha, arreaban el ganado, conduciéndolo dentro de los rediles con paredes de piedra, mientras que los niños vestían brillantes ropas y sonreían inocentemente. Estos revoloteaban y corrían libremente, esforzándose por vernos por detrás de los pedruscos: sus redondos ojos color café contenían una mezcla de pudor y curiosidad. Pronto nos encontramos en la cima de un alto borde, lejos del pueblo, por encima de la arcillosa costa. Después de ascender cinco mil pies, el terreno se transformó expeditamente del exuberante pasto verde en un terreno árido, lleno de cactus y salvia florecida. Bandadas de pequeños pájaros negros con alas amarillas ocasionalmente cantaban melodiosa y frenéticamente saltando de uno a otro arbusto de salvia, conformando un sucinto zumbido mientras sus alas aleteaban afanosamente. Aparte de los pájaros, tuvimos el camino para nosotros solos.

El Camino de la Luz Dorada

Luis me comentó que él era un aprendiz del ‘Camino de la Luz de Oro’. Para mi beneplácito, posteriormente agregó que la ‘mayoría’ de los residentes locales eran seguidores de las antiguas enseñanzas de sabiduría de las tradiciones aborígenes y tomaban parte de ciertos peregrinajes ceremoniales que realizaban anualmente hacia la isla.

Los peregrinos incas que asistían a El Roque, eran altamente ritualistas y pasaban a través de tres pruebas o pruebas de iniciación, antes de permitírseles la entrada al Puma de Piedra: El Santuario. Pocos peregrinos lo hacían a través de la tercera puerta en su primer peregrinaje. En esencia, era un viaje de sucesión, de aprender las disciplinas y misterios y evolucionar a un estado Mayor. Me sentí muy complacido de saber que aún se preservaban dichas tradiciones. 

Antiguamente, según la enseñanza de Luis, se realizaban numerosos rituales y ceremonias en El Roque. Cada ceremonia correspondía a fechas especiales, tales como el equinoccio, los solsticios y las fases lunares. El peregrinaje más importante era el camino del ‘Chamán Guerrero’, al cual se refería como la ‘Luz de Oro’. Yo me preguntaba si ese término específico había sido acuñado en relación con la leyenda del ‘Disco Solar de Oro’.

La peregrinación a la Isla del Sol se iniciaba en el sur de la isla y los peregrinos caminaban a lo largo de la alta cordillera siguiendo un camino empedrado el cual se conserva intacto aún. Cada peregrino debía pasar por tres puertas sagradas, después de auto-purificarse en la ‘Fuente del Inca’, una fantástica fuente que emanaba agua pura desde un profundo manantial a lo largo de la orilla sur de la Isla del Sol. Hasta este día, los locales se dirigen al lugar para beber de las aguas sanadoras y participar de rituales de purificación.

Los Altos Sacerdotes Chamanes (NdT. Amautas, los de mayor grado espiritual) custodiaban las tres puertas y determinaban el mérito de cada uno de los peregrinos, ya sea bendiciendo su travesía o desaprobando su avance. Otorgar el acceso a través de las tres puertas era un gran honor, uno que se ganaba. Uno imagina que este viaje era similar al Hajj Islámico (el peregrinaje sagrado a la Meca) como un rito Sagrado de enorme importancia actual que define la vida de la persona.

La primera ‘Puerta Sagrada’ era llamada Pumapunku, que significa: ‘el Arco del Puma Sagrado” debido a que un Puma etérico la custodiaba. Se decía que el Puma habría emergido de las Aguas como un ser de Piedra y representaba fuerza y nutrición.

La segunda puerta era Kentipunku: “el arco del pájaro cantor” y se cubría con plumas verde-azules iridiscentes de dicho pájaro. Se creía que los pájaros cantores eran los emisarios de los mundos superiores y podían existir en otras dimensiones. Ellos representan la pureza y la habilidad de ‘volar’ en otros reinos.

La puerta final, Pillcopunku: “la puerta de la Pura y Gozosa Espera”, era cubierta con las plumas verdes más grandes del pájaro pilko y se bendecía con incienso y plumas de las alas del poderoso Cóndor. Esta era la bendición final y el sendero del arco. El paso a través de este arco exigía que el peregrino se encontrara con la muerte y reconociera su inmortalidad como un Ser de Luz. Solo aquellos cuyas almas habían logrado su impecabilidad podían entrar a El Roque en calidad de Guerreros Puros de Luz. Estos constituían la élite, la aparente simbología. Entre éstos, a algunos, a los más puros y dedicados se les reconocía con el 12º Grado de Iniciación.

Consideré entonces mi propio merecimiento, puesto que empezaba a sentir enojo en la ruta hacia El Roque. El aire rarificado se tornó más pesado mientras ascendíamos los 13.000 pies hacia el sagrado santuario. Una vez la sagrada roca se dejó ver, algo en mí cambió. De algún modo, la elevación me hizo entrar en un estado alterado que me permitía tanto operar sobre mis movimientos físicos con sorprendente facilidad y abrir simultáneamente mi tercer ojo de forma única y profunda. Empecé a sudar mientras ascendía y mi camino se convirtió en un movimiento de oración. Luis me había ofrecido hojas de coca sagrada para ofrendar como bendición en puntos específicos a lo largo del camino. Procedí a mezclarlas con pequeños envoltorios de tabaco, al estilo Lakota. Reconocí el ‘Espíritu del Lugar’ y la poderosa energía espiritual que emanaba. Respetuosamente le pedí permiso al Espíritu del Lugar para proceder con el ritual.

Aunque habíamos ascendido solo unos mil pies o más por encima del lago, ya podía percibirse mucho más alto.

La elevación ya se aproximaba a los 13.500 pies y la presión del aire rarificado creaba una especie de pequeñas explosiones estelares que aparecían en mi campo de visión. Estas explosiones estelares eran quizás la reacción física debida a la fatiga y a la falta de oxígeno pero ninguna me dio menos sensación de ser más corpóreo. Era como si hubiese entrado a otra dimensión y parte de mí sabía que así era en realidad. La perspectiva descendente a la orilla del agua parecía mayor que su distancia medida y me dio la ilusión que caminaba hacia la cima del mundo. El sol se había elevado hasta el punto medio y la superficie del lago se reflejaba como un espejo verde azul y en algunos puntos brillaba con un blanco incandescente. ¿Era éste el Disco Solar?

Al mirar desde arriba el vasto panorama del lago y sus picos circundantes era como si se observase un estudio de azules. Todos los tonos y matices posibles de azul parecían danzar desde el lago, semejando una colcha dentro de la gran superficie inferior. Las zonas cercanas a la línea costera eran de un hermoso turquesa caribeño que cambiaban desde un lapislázuli hasta un fuerte amatista. Incluso la nieve que tapaba la enorme columna de los Andes tenía un tinte índigo violeta.

En tanto empezamos a aproximarnos a la Roca Sagrada, no podía más que reconocer ciertos elementos perfecta y energéticamente mezclados en este punto. Cada detalle paisajístico empezaba ahora a dramatizarse con gran intensidad pulsante. ‘El Roque’ era una sección sobresaliente de roca natural, y daba la sensación de una tajada en medio de un domo, como una enorme bola rebanada a la mitad. Este se erguía por encima de la isla, perfectamente centrado, con una vista trilateral del Lago. La faz abierta de la Roca Sagrada era una pared construida en frente de lo que fungía como un altar y estaba repleta de ofrendas: plumas, frutas, hojas de coca, pequeñas cintas y cruces. Aprox. a 50 m. en frente de la Roca Sagrada había una enorme mesa de piedra, la cual semejaba un dolmen irlandés dispuesto sobre tres piedras más pequeñas. Era un círculo constituido por 12 monolitos en piedra cincelada, aprox. a 2 ½ pies de altura y a unas dieciocho pulgadas de diámetro y de nuevo envuelto circularmente por un círculo de diámetro mayor. Estas fueron adiciones más recientes, dispuestas allí en la última década pero cumplía también su función energética. La colocación era correcta y parecía como una versión más pequeña del círculo interno de Avebury. Un círculo que fluía con energía en sentido de las manecillas del reloj y el otro, en dirección contrarreloj.

Luis y yo nos acercamos a El Roque con actitud reverente, deteniéndonos en tres puntos para ofrendar hojas de coca. Luego nos dirigimos hacia la roca y nos inclinamos para orar. Pasado algún tiempo, nos dirigimos al altar y caminamos hasta el círculo de piedras, en sentido contrarreloj y luego en sentido reloj sobre el círculo interno, antes de inclinarnos ante el altar en forma de mesa. Procedí a sacar mi chanupa e hicimos una ceremonia con la sagrada pipa al modo lakota. Luis ofrendó hojas de coca a cada una de las direcciones y a cada elemento según la tradición inca local. Después de nuestras oraciones, encontramos una piedra dentro del círculo y nos dirigimos hacia ella guardando silencio. Me senté por espacio de una hora y luego caminamos en dirección a las ruinas del monasterio inca. Contemplé asombrado las aguas color turquesa.

El Centro de la Tierra

El folclor inca y las leyendas aymaras hablan sobre un antiguo tiempo olvidado en el cual la Pachamama decidió cubrirse con agua con el fin de purificar su cuerpo. El cuerpo entero de la Madre Tierra se cubrió con tsunamis e inundaciones devastadoras. Todas las regiones conocidas de la Tierra se cubrieron de oscuridad y vientos helados soplaron durante incontables eras. La mayor parte de la humanidad fue borrada de la Tierra de OG.

Una vez que la Pachamama se sintió depurada, permitió a las aguas purificadoras retirarse. Las aguas purificadoras remanentes quedaron ahuecadas en un punto elevado y sagrado de la Tierra, conformando un Lago Sagrado. Desde allí, Dios el Creador, Viracocha, surgió de las profundidades de las sagradas aguas del Lago Titicaca trasladándose hacia las islas del Sol, la Luna y Amantani. Viracocha gobernaba el sol (Inti), la luna (Mama-Killa) y la salida de las estrellas. Luego se dirigió en dirección de la isla de Tiahuanaco, donde creó de las piedras a nuevos hombres y mujeres y los envió a las cuatro esquinas, dando origen a una nueva repoblación del mundo. El Titicaca se convirtió y continúa siendo hasta hoy la cuna de purificación sagrada del hombre y la puerta de los Dioses.

Al iniciar mi descenso, me sentía despejado y puro, como renacido. Imaginé un gran cóndor saliendo de la pureza del gran desierto de sal, envolviendo la isla en un círculo, diluyéndose con gracia, bebiendo del Lago Sagrado y luego, emprendiendo vuelo hacia el Norte.

Artículo escrito por J. Tyberonn

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